domingo, 31 de enero de 2010

A dos semanas de la maratón

Quedan dos semanas para la Maratón de Sevilla. ¿O debería decir que la Maratón comienza en el momento en que uno se empieza a preparar para ella y que esos 42,195 km. son sólo la guinda del pastel? Creo que el planteamiento tampoco es correcto. Por poner un ejemplo que me es cercano, en las últimas oposiciones a las que me presenté, un amigo me preguntaba por el tiempo que le había dedicado a prepararlas. Contesté, seguro de ello, que unos 24 años. Hoy no me cabe duda de que mi respuesta fue algo exagerada, pero no es menos cierto que todo lo que uno aprende durante su vida está presente en cierto grado en una oposición, y que, cuando uno apenas la ha preparado específicamente, ese grado es aún mayor.
Más allá de esta circunstancia, en absoluto despreciable, diré que empecé a correr esta edición de la Maratón de Sevilla allá por el pasado octubre. Desde entonces más de 500 kilómetros han curtido mis músculos y articulaciones y días de lluvia y viento han moldeado mi voluntad, algo menos importante que las piernas en otras carreras, pero no en una maratón.
Ahora que quedan sólo dos semanas para la cita, el monstruo ya impone. Por eso, aunque pensaba hablar hoy de las dos últimas carreras en las que he participado -la Media Maratón de la Cal y el Olivo y la Media Maratón de Alcalá de Guadaíra-, sólo diré que quedan dos semanas de disfrute antes de que en la pista del Estadio me vuelva a demorar para saborear cada una de las últimas pisadas de esta prueba, que ejerce una atracción ineluctable.

miércoles, 20 de enero de 2010

Los títeres

Anoche, sentado en el sofá, charlando con mis abuelos, se estaba en la gloria. Esta mañana, mi abuelo me recordaba nuestra conversación y evocaba aquellas otras, en el campo, antes de cenar, a la luz del candil. Recordaba anécdotas e historias que le contaron hace 70 años, con nombre y apellido. Y es que el ser humano tiene una necesidad innata de contar.

Anoche pensaba que era yo el que más disfrutaba de las palabras de mis abuelos, pero seguro que ellos disfrutaron tanto como yo contándome esas historias.

Para haceros partícipes de esa alegría, copio un poema que me recitaron, a dos voces y corrigiéndose el uno al otro. Además, paraban a cada momento para explicarme algunos versos, porque, me decían, yo no he conocido los títeres que iban de pueblo en pueblo. Esas acotaciones, que no tienen desperdicio, me las guardo para mí, pero espero que disfrutéis el romance.

Los títeres

Hay títeres esta tarde
y todo el mundo se alegra,
pensamos la gente y yo
de muy distinta manera,
lo que a unos regocija
a mí me causa tristeza.
Ayer al volver a casa
de dar al campo una vuelta,
al paso de mi caballo
encontré en la carretera
el convoy en que llegaban
los que iban a hacer la fiesta.
Un caballejo pelado
que, al compás de su cojera,
tiraba penosamente
de un tosco cajón con ruedas.
Y asomaban fuera de él,
como sirviendo de muestra,
cuatro largos palitroques,
un tambor y una corneta.
Y caminaban detrás
formando gentil pareja
un hombre y una mujer,
ambos de cara famélica.
Hay títeres esta tarde
y todo el mundo se alegra.

Hay un momento en el que dudaban de si faltaban algunos versos, así que si alguien puede dar alguna pista sobre el texto, bienvenida sea.

sábado, 9 de enero de 2010

Cosas que están lejos aunque estén cerca

En mi casa, la pereza de quitar el Belén se esconde tras la tradición de mantenerlo puesto hasta el primer domingo después de Reyes.

Sin embargo, a pesar de este último resquicio, parece que ya se fue la Navidad: las luces de colores y las guirnaldas de los escaparates se han cambiado por grandes carteles que anuncian rebajas en virtud de otra tradición bien distinta.

De esta forma, la sociedad mantiene por unos días el impulso consumista y el fin de las fiestas se hace más llevadero. Tradición que sí que parece quedar atrás -Feliz Borabor aparte- parece ser la de organizar ciertas reuniones a las que uno no tiene ganas de ir.

Hoy, al abrir al azar El libro de la almohada de Sei Shonagon leo esto:

Cosas que están lejos aunque estén cerca.

Fiestas que se celebran cerca del Palacio.
Relaciones entre hermanos, hermanas, y otros miembros de la familia que no se quieren.
El camino zigzagueante que lleva al templo de Kurama.
El último día del Duodécimo Mes, y el primero del Primer Mes.