miércoles, 10 de febrero de 2010

La papelera

Estamos en el tiempo del reciclaje. El cambio climático nos obliga a ser el sujeto de la acción, la tasa de paro a ser también el objeto. El poeta, que no es ajeno a la gravitación del reciclaje, rechaza fácilmente borradores que nunca gustaron. Le duele más reciclar aquel poema tan seductor que, en un momento de lucidez, descubre inoperante.

6 comentarios:

  1. Qué chulada, Quique!

    Relacionar el reciclaje con esa imagen del escritor desechando folios y más preocupado por el poema al que no consigue dar forma que por el despilfarro de papel.

    Genial!

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  2. La papelera, ya lo comenté algún día en mi blog, es aliada del escritor. Una seguidilla mía también lo decía; acababa afirmando que "mi papelera / es experta en leer / malos poemas". Un abrazo.

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  3. Gracias, Rafa. ¿Hay mejor uso para el papel que hacerle partícipe de la belleza? Aunque el poema no fructifique, en la tentativa está el triunfo.

    Juan Antonio, ahora que lo dices, recuerdo tu entrada. Uno mismo es el primer crítico de su obra, qué razón tiene tu seguidilla.

    Un abrazo poético a los dos.

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  4. Yo es que no tengo papelera en mi cuarto, ya sé lo que voy a pedir por mi próximo cumpleaños...
    A ver si así me animo a escribir algún que otro poema.
    Besos extremademente trianeros y muy helados :S

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  5. Me he acordado de un poema de Rafael Morales (Canto doloroso al cubo de la basura)

    Tu curva humilde, forma silenciosa,
    le pone un triste anillo a la basura.
    En ti se hizo redonda la ternura,
    se hizo redonda, suave y dolorosa.

    Cada cosa que encierras, cada cosa
    tuvo esplendor, acaso hasta hermosura.
    Aquí de una naranja se aventura
    la herida piel que en el olvido posa.

    Aquí de una manzana verde y fría
    un resto llora zumo delicado
    entre un polvo que nubla su agonía.

    Oh, viejo cubo sucio y resignado,
    desde tu corazón la pena envía
    el llanto de lo humilde y lo olvidado.

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  6. Siempre es bueno tener una papelera a mano, aunque sólo sea para jugar al baloncesto, amiga Speranza.

    Buen soneto, Hojas de Roble. Gracias por traerlo a estas latitudes.

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